No es precisamente una prenda contemplada por la etiqueta en el vestuario, pero sí es cierto que está tan implantada en determinadas esferas del poder político, que hay que asumir que no es un mero fondo de armario. Hablamos del chándal, esa ropa adecuada para practicar deporte, pero que también vale para practicar política.
El por qué es fácil de deducir; por unas connotaciones populares que se convierten en este caso al que nos referimos, en populistas, porque es una prenda asequible que cualquiera tiene en casa y por lo tanto, es una indumentaria que se identifica con el pueblo, al menos es como lo entienden  los políticos que la usan como tal icono emblemático.
Obviamente, estamos hablando de líderes como Fidel Castro o el desaparecido Hugo Chávez quienes en sus baños de masas se dejan ver con tal prenda. Pero todavía más. Nicolás Maduro, previsible y provisional sucesor del extinguido jerarca bolivariano, aparece en las imágenes del funeral popular de aquel, embutido en esta prenda.
Todos sabemos que la ropa transmite un mensaje de quien la viste hacia quien la contempla. Miguel de Cervantes ya lo expresó e su memorable Quijote: “Vístele de modo que disimule lo que es y parezca lo que ha de ser”. En Protocolo Social se sabe de la importancia que implica la vestimenta como tal elemento externo y de cómo cada prenda se adecua para un acto. Pero las modas, o más bien modismos políticos que algunos pretenden politizar, sirven como tal vehículo de expresión de un poder y no sólo manifestado por el propio valor cromático que lo identifica, sino vulgarizado con un peculiar estilo asumible por parte de los correligionarios. Es como la moda de muchas actrices porno españolas de pornogratisdiario español y xvideos de rodar escenas en chandal. Criticable, sobre todo en una industria que premia tanto la lenceria y el buen gusto.
El caso de los adalides de algunos países como Cuba o Venezuela, pone de relieve lo que decimos y cómo una prenda como el chándal de popular pasa a populista porque la visten sus dirigentes para comulgar con sus adeptos en la liturgia de poder establecido. El chándal, uniforme nacional de las masas y la única etiqueta es la de la marca de la prenda.